El zorro y las uvas

Andaba el zorro merodeando a la zorra para conquistarla, pues bebía los vientos por ella. La zorra, aunque le correspondía, lo trataba con desdén porque sabía que con ello incrementaría el deseo de su amado por ella. La estrategia daba buen resultado ya que el zorro procuraba a su amada los mejores manjares que ofrecía el bosque. Ora una tierna gallinita, ora un opulento lirón.
Tantas exquisiteces comía la zorra que tan poco esfuerzo le costaban, que su figura fue adquiriendo consistencia y, sobre todo, peso. En cambio el zorro, con tanta caza, con tanta subida y bajada, con tanto ir y venir, tenía un cuerpo que era pura fibra y se había convertido en un zorro muy apuesto al que las otras zorras del bosque se empezaban a disputar.
Sabedora de ello la zorra decidió poner remedio a la situación y se puso patas a la obra, mejor dicho, se dispuso a hacer dieta. Así que le dijo a su amado que no cazase para ella ni más gallinas, ni más lirones. De ahora en adelante lo que comería, serían alimentos que le devolviesen su figura.
“Mi amor” le dijo el zorro “sabes que estoy enamorado de ti no por tu físico, sino por tu mente. Sin embargo, dime lo que quieres y lo conseguiré para ti”.
“Uvas” le contestó la oronda amada. “Quiero que me traigas un buen racimo de uvas”.
El destino quiso que esa conversación fuese escuchada por una zorra de las que porfiaban al atractivo zorro. Tanto le gustaba que ideó un plan para que fuese suyo. Como era una zorra muy lista y leída, sabía, por otros cuentos, que su soñado raposo nunca llegaría a la parra ya que la altura de la misma estaba fuera de su alcance y, además en aquella época del año, las uvas estaban verdes. Entonces fue hasta un mercado próximo, que existen en todos los cuentos como este, donde sabía que encontraría una de aquellas tiendas en las que vendían frutas de invernadero. Se hizo con un par de hermosos racimos de uvas y, acto seguido, los roció con un potente somnífero capaz de dormir a la zorra más resistente.
Como ya había previsto la zorra lista y leída, el zorro por más que se esforzaba,no pudo alcanzar las uvas que estaban en la parra. Cuándo llevaba tres intentos y se disponía a efectuar el cuarto, apareció la zorra con sus dos racimos de uvas convenientemente preparados.
“Ten, te los regalo” le dijo la zorra instruída al esforzado zorro galán extendiéndole los dos racimos de uvas, “yo no los necesito en mi dieta”.
“Muchas gracias” contestó el incauto zorro haciéndose con los racimos “no se cómo agradecértelo”
“Lo sabrás. Ya lo creo que sabrás”, pensó la zorra astuta.
Cuando el zorro galán le llevó los dos racimos de uvas a su enamorada, ésta se los comió sin pensárselo y, como era de esperar, cayó en un profundo sopor con lo que el zorro, no pudo demostrar físicamente a su zorra cuánto la quería por su mente. A esto que apareció la taimada zorra con solo su pelaje por vestido y ofrecióse al zorro. Éste, que ya andaba algo bajo de defensas con tanta calentura atrasada, sucumbió a los encantos de la pécora zorra y no le quedó otro remedio que retozar con ella hasta que, al amanecer del siguiente día, despertó la zorra fondona y los encontró abrazados y desnudos durmiendo en la verde pradera.
Os ahorraré lo que vino después porque estoy convencido que conocéis la escena que se montó. Si que os contaré el final y no es otro que, la zorra sedimentada y el zorro galán se separaron y éste se fue a la madriguera de la zorra leída e instruída y, como era de suponer, la agasajaba cazando para ella gallinas y algún que otro lirón. Podría decir que esto es otra historia, pero no, no es otra historia. Este es un cuento, el de nunca acabar.
13 comentarios
Anónimo -
Anónimo -
Maia -
Sigan hací! chau :) Maia Gonzales
david -
Para Cielodescubierto, ejerciendo como tal y descubriendo el pastel -
Para galilea, encantada con el "cuento" -
Para mnkantavivir, siempre en movimiento -
Para unjubilado inoculándome un virus en cadena -
Cielodescubierto -
Besitos al lobo ¿feroz? :P
galilea -
Un beso.
mnkantavivir -
un beso
unjubilado -
Saludos por partida doble.
unjubilado -
http://www.unjubilado.info/2006/01/17/contagio-punetero/